Empieza la temporada de cosecha de jazmín y los ojos de los proveedores de materias primas para perfumería se vuelcan a esta flor delicada y de aroma dulce, que ofrece una gama de facetas al perfumista y suele ser la nota de corazón de un perfume. Con un aroma potente y ondulante, aporta curvas, redondez o cuerpo al perfume. Es una nota que reina junto a las rosas y que seguirá siendo una fuente de inspiración eterna y de uso fundamental para grandes creaciones olfativas.

El jazmín es una planta trepadora, de hojas verde oscuro y flores pequeñas, blancas o amarillas, que puede alcanzar alturas de hasta 6 metros y crece en climas cálidos y húmedos. Las flores de jazmín, de fragancia intensa y dulce, se utilizan para preparar té y aceite esencial de jazmín puro.

La cosecha de jazmín se realiza entre junio y diciembre. Las flores suelen recogerse a mano temprano en la mañana, ya que es entonces cuando son más fragantes y, además, se evita que los pétalos se quemen con el sol. Al ser un trabajo manual y preciso, donde se debe separar con cuidado las flores maduras de las hojas y el tallo, la cosecha es lenta, cada trabajador recoge alrededor de 350g de flores por hora. En una mañana, una persona recoge alrededor de 2 kilos de flores, con 8.000 flores por kg recolectado.

Las flores deben procesarse muy rápido ya que son frágiles y se deterioran. En el pasado se utilizaba la técnica de enfleurage -extracción de aroma a través de sustancias grasas-, pero hoy en día se utiliza la extracción con disolventes volátiles, donde se aísla un material ceroso y muy fragante llamado concreto. Luego, a través de un proceso de evaporación, el concreto se purifica y se obtiene el absoluto, que es un aceite esencial. Se necesitan 800 kg de flores frescas de jazmín para obtener 1 kg de concreto, que luego se convierten en 600g de absoluto de jazmín.

Existen dos variedades de jazmín: grandiflorum y sambac y, según el suelo en el que crezcan, tienen características específicas en su fragancia. El jazmín egipcio es profundo, sensual, soleado y afrutado; el jazmín sambac de la India es afrutado con notas de plátano, un poco verde, con notas melosas y notas animálicas, cercano a la flor de naranjo, y el jazmín de Grasse es equilibrado, con notas verdes y notas animálicas.

Los primeros usos del jazmín fueron para perfumar té y decorar carrozas para festivales religiosos; en India la flor se teje en collares y está destinada a deidades, aunque también se utiliza en ceremonias nupciales, en la cocina para aromatizar el arroz, funciona muy bien en velas e incluso se utiliza para curar heridas o como afrodisíaco.

En perfumería, el jazmín ofrece una gama de facetas al perfumista: puede orquestarlo de manera diferente, ya sea tratándolo como una flor sensual, extrovertida, embriagadora o trabajado como una flor delicada. Lo encontramos en grandes cantidades en las fragancias Jardins de Bagatelle o Samsara de Guerlain. Clásicamente, también se asocia a menudo con la rosa en perfumes como Liu de Guerlain, N°5 de Chanel, Joy originel de Patou, 24 Faubourg de Hermès, Alien de Mugler, Organza de Givenchy, J’adore de Dior, Jasmin Noir de Bulgari.

La flor de jazmín es fundamental para los grandes perfumes y se combina a la perfección con otras notas florales, cítricas y orientales, haciendo de cada fragancia una obra de arte olfativa.

 

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