Hoy es el solsticio de invierno en el hemisferio sur, dando la bienvenida oficial a la estación más fría del año. ¿Es posible que abran flores durante este tiempo y que, además, tengan alguna utilidad en la perfumería fina? ¿Son realmente representativas a la luz de las asociaciones conceptuales, cromáticas y olfativas que nos evoca esta estación en particular? A partir de lo anterior, ¿puede afirmarse que hay algunos perfumes más adecuados que otros para su uso, dependiendo de dónde nos situemos en el calendario?
Camelias, amarilis, ciclamen, prímulas, begonias, crisantemos y narcisos deleitan a cualquiera con su colorida presencia, aunque no todos son atractivos, en términos técnicos, para esta industria específica. Inmortalizadas en una novela y de colores variables, desde el blanco al rojo, pasado por rosa-amarillo, púrpura, anaranjado y hasta bicolor, las camelias son bellas pero no huelen. Lo mismo sucede con las amarilis. Si bien se caracterizan por su aroma especiado, aún no se ha desarrollado un perfil olfativo para las begonias, ocurriendo lo mismo con los crisantemos, los que por ejemplo en algunos países en Europa, por razones culturales, se relacionan con el Día de los Muertos. Diferente es el caso del ciclamen, de olor floral ozónico, que contradictoriamente es más representativo del verano y cuya esencia olfativa no se puede extraer de forma natural, por lo que se recrea este perfil olfativo en el laboratorio con otras materias primas sintéticas. En cuanto al narciso, es muy apetecido en la perfumería pese a los elevados costos de producción, por lo que suele encontrarse en el segmento de lujo con un perfil más cercano a una nota floral verde polvorosa con acentos de cuero, de apoyo a las notas florales verdes o acuáticas.
Considerando lo anterior, Agnès Mazin, una de nuestras narices de CRAMER, nos explica que las flores -o sus aromas- no deberían influir en la clasificación de si un perfume es apto para una de las cuatro estaciones del año. Enfatiza que el criterio de selección implica que la persona se identifique con un determinado perfil olfativo y con las emociones que éste despierta en ella. Por eso, hay libertad para optar por varios perfumes en el transcurso del año o de una misma estación o de un mismo día; o bien, para elegir el mismo perfume independiente de la temporalidad. Nuestra experta nos comenta que si queremos marcar diferencia en el invierno, donde buscamos notas más cálidas que nos den la sensación de arropamiento y mayor contacto con la piel, considerando el caso de un utilizador quien no se quiere cambiar de perfume, se puede jugar con la dosificación del perfume, usando su versión eau fresh o eau de toilette en las épocas más cálidas o durante el día; y las versiones eau de parfum o extrait en las más frías o de noche.